Yo tengo una teoría….

Carlos acude a un psicólogo online porque se ha vuelto a incorporar al mundo laboral, después de 15 años la cosa ha cambiado bastante, ha decidido volver a estudiar porque el sector al que se ha dedicado durante tantos años no genera en la actualidad muchas oportunidades. Le gustaría estudiar una carrera, porque siempre ha pensado que las oportunidades son para las personas con una formación universitaria; pero no puede por tiempo, coste y dedicación. Es por ello que se siente frustrado y no ve otras oportunidades.

Susana y Alberto me cuentan en la consulta de psicología que llevan años buscando un niño, pero se están encontrando con algunos inconvenientes, les han recomendado que prueben con técnicas de reproducción asistida, pero no se lo plantean, ya que para ellos la mejor manera de traer hijos al mundo es la que ofrece la propia naturaleza.

Le pasa a Carlos, Susana y Alberto, pero a muchas más personas. Estamos hablando de las creencias, las teorías, o como se dice comúnmente «las formas de pensar». En nuestra vida necesitamos crear teorías en relación a cómo funciona el mundo en el que vivimos, esto lo hacemos todos y hasta aquí es totalmente normal y sano, pero… ¿qué ocurre cuando esas creencias nos impiden avanzar?

¿Por qué no aprendo de mis errores?

Andrés ha mejorado mucho en las sesiones de terapia online. Realmente ha comprendido lo que le ha ocurrido tantas veces, y es que es una persona con una serie de características personales que lo hacen más susceptible y sensible, es tímido en los primeros contactos y le cuesta enormemente decir que no cuando alguien le pide algo. De hecho sus problemas principalmente derivaban de esta debilidad. Me cuenta en una de las sesiones de terapia que esta es la tercera vez que le ocurre lo mismo, empieza a hacer favores a alguien al que no quiere negarle su ayuda, tras lo cual esta ayuda se convierte en una responsabilidad y obligación, poco a poco Andrés va entrando en una rueda de obligaciones (en este caso a su jefe), que cuando consigue salir se plantea una y otra vez…

¿Por qué no aprendo de mis errores? ¿Qué me ocurre para no darme cuenta de cuando estoy entrando en esta rueda?

¡¡Propósitos para el año 2013!!

Una vez terminadas las fiestas navideñas, a muchos nos da por querer cumplir una serie de propósitos, algunos totalmente alcanzables, otros en cambio, algo más irreales. Después de las comidas de navidad con la familia, amigos, compañeros del trabajo, las uvas, la fiesta de Nochevieja, llega ese momento que se repite una y otra vez, año tras año, y siempre con el mismo comienzo: Para este año me propongo….

¿Has empezado ya con tus propósitos? ¿Crees que los conseguirás? ¿Te has propuesto lo mismo en otras ocasiones?. El año pasado, la revista Time publicó los 10 propósitos que más nos cuenta cumplir. Puedes verlos en el siguiente enlace: Diez propósitos de Año Nuevo que más nos cuesta cumplir.

¿CÓMO PUEDO HACER PARA CUMPLIR MIS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO?

¡¡Qué rollo!! Otra vez lunes.

Cada lunes, al encender el ordenador se repite la misma historia, una y otra vez, y siempre de la misma manera: «maldiciendo los lunes».

Que a ver, si yo lo entiendo, los lunes nos fastidian porque tenemos que madrugar, volver a la rutina de trabajo, llevar los niños al cole, hacer la compra, preparar la comida para el día siguiente, y un sinfín de actividades más que se te estarán ocurriendo.

Tengo ansiedad, depresión, trastorno de la personalidad…

Como cualquier profesional que se precie, tanto en mi despacho como en mi casa dispongo de varios manuales relacionadas con mi profesión. Hay uno en concreto, el DSM – IV, que es el manual de clasificación de trastornos psicológicos, digamos que es como es el ABC de los psicólogos, aunque yo he de reconocer que paso bastante de este manual, me lo conozco y a veces  consulto cosas, pero no lo sigo a pies juntillas, y me consta que otros compañeros de la profesión tampoco lo hacen.

Este tipo de libros suelo tenerlos bajo llave, ya que cuando una persona suele acercarse a estos manuales, con facilidad tiende a identificarse en cada uno de los trastornos que en él se detallan. Y cuando digo en cada uno, me refiero a eso, en todos y cada uno de ellos, bueno,  exceptuando los de la infancia o aquellos en los que no se aprecie similitud por aspectos sociodemográficos, tales como la edad o el sexo.

NO TE AUTODIAGNOSTIQUES.

¡¡Más allá de la autocrítica!!

La mayoría de las veces, cuando nos criticamos, no lo hacemos en un sentido práctico y creativo que fomente nuestro desarrollo personal, sino que nos tratamos como si fuésemos personas incapaces de corregir nuestros errores. De este modo entramos en un círculo vicioso en el que actuamos con más inseguridad y nos sentimos más indefensos.

 

¡¡Tus debilidades!! Sácales partido

Todos tenemos debilidades, hasta aquella persona que te parezca más fuerte e irrompible, también tiene las suyas.

¿Recuerdas la pregunta típica en los procesos de selección?, sí, esa de….

Venga, dime tus debilidades y tus fortalezas. En estos casos,  la persona entrevistada intenta hacer un sobresfuerzo por cambiar sus  debilidades por fortalezas, que, en la mayoría de los casos tan sólo se valora la capacidad de reacción del aspirante, porque nadie se atrevería a decir que no le gusta hacer más tareas de las encomendadas, que es una persona solitaria, o que odia salir después de su hora; claro, eso no vende.

Pero olvidémonos de esas pseudo-debilidades, porque las que quiero que valores son las de verdad, esos aspectos de tí mismo que consideras como debilidad, que te resistes a cambiarla, bien porque no quieras, bien por los aspectos positivos que te traigan.

Como sabes desde este blog, siempre abogamos por el cambio, y que si quieres puedes provocar cualquier cambio que te propongas, pero ¿qué pasa cuando no queremos?, en aquellos casos que somos conscientes de nuestras debilidades y queremos mantenerlas, pues vamos a sacarles partido.

¡¡Protégeme!! ¡¡Protégete!!

¿Qué hacen muchas personas antes de salir a la calle?

Yo reconozco no hacerlo, y claro, después me encuentro con algunas sorpresas meteorológicas indeseables. Pero sí, muchas personas antes de salir a la calle, abren la ventana, ven el tiempo que hace, para adaptar su vestimenta a las posibles inclemencias meteorológicas.

Y cuando vas andando por la calle, y de repente, una nube malévola te sorprende con un chaparrón, ¿qué haces?, como cualquier hijo de vecino, tendemos a protegernos, bien con un paraguas (que nunca es mi caso), con un pañuelo, o cobijándonos en un local hasta que la lluvia cese.

Nos protegemos de la lluvia por muchas motivos, el principal está claro: para  no mojarnos.